Una joven secuestrada de la Tierra y en un planeta extraño es perseguida por distintos seres con diferentes intenciones cada uno. ¿En quién podrá confiar? ¿Quién podrá ser su aliado? ¿Quién podría ser su amigo? Sola en un mundo desconocido sólo podrá correr y escapar.
¿Cómo es recobrar la conciencia en un planeta extraño; que de a poco tu mente se vaya amoldando a nuevas y extravagantes situaciones que te tocan vivir, sin por ello caer en la locura? Eso es lo que le sucedió a Vitala, una muchacha secuestrada de la Tierra y llevada a un planeta lejano en donde varios cyborgs distintos se la disputarán una y otra vez con diferentes intenciones cada uno. Atrapada y sola en ese planeta, Vitala tendrá que correr y escapar, si quiere seguir viva, intacta o libre.
Una aventura de ciencia ficción con seres mezcla de carne y máquina; una colección de personajes a los cuales no será difícil apreciar; un viaje colorido en donde el lector asistirá a las aventuras y peripecias de una jovencita inexperta (y atolondrada en ocasiones) que va de un lugar a otro las más de las veces en contra de su voluntad.

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"Y espero (principalmente) que te encariñes aunque sea con un personaje y que lo adoptes en tu alma en lo que dure tu lectura."

viernes, 15 de julio de 2011

Cara, la Profanadora de Tumbas

Estimados lectores cuasi-inexistentes:

No soy de escribir cuentos y, cuando tengo una idea para una futura historia, la dejo en el freezer de la memoria sabiendo que, con un poco de suerte y mucho de tiempo, esa historia saldrá a la luz. Pero hay ocasiones en que una idea te asalta y no te suelta (disculpen la cacofonía) y exige ser trasladada al papel de inmediato, sin esperas, sin demoras, sin tiempo que pasar. Y a mí me pasó algo parecido, tenía dos imágenes muy fuertes en la mente y la imaginación: la de una chica con un hermoso vestido blanco saltando desde la pared de un cementerio al suelo y que mientras saltaba hacía girar una pala como si fuera una hélice y en forma perpendicular al suelo. Y otra de las imágenes, hermana de la anterior puesto que ambas venían en tándem, que me tomó fue la de la misma chica paseando por el mismo cementerio mientras que golpeteaba con su pala las lápidas al son del Anvil Chorus. Esta melodía la escuché de chico en una película de Danny Kaye y me encantó. Después de haber escrito el cuento recordé que también es usada en una escena de la película "Bad Santa" con Billy Bob Thornton; quizás inconscientemente esta escena influyó en mí a la hora de generar la imagen de la protagonista en el cementerio entre las lápidas.
Bueno, lo que quiero compartir a continuación no es sólo el cuento, sino también la alegría por el hecho de que éste haya sido publicado en la sección "Ficción" de la edición Nº 163 de Julio del 2011 de la revista Insomnia, dedicada íntegramente a la obra de Stephen King, uno de mis autores favoritos.

Entonces es con mucha alegría que comparto con ustedes mi cuento "Cara, la Profanadora de tumbas"




Cara, la Profanadora de Tumbas

Por Eugenio Emilio Orsi
(Con el debido registro de la Propiedad Intelectual)



           
I

            -Él me gusta. No es como los otros muchachos. Es agradable. Se fijó en mí. Y eso lo hace especial.
            -…
            -Sí, ya sé lo que dices. Pero él me pareció interesante de entrada. Más allá de que se haya fijado en mí.
            -…
            -Sí, tienes razón, por eso creo que esto es genuino. Y así lo deseo. Estoy muy sola.
            -…
            -Pero ya te dije que me fijé yo en él de entrada, independientemente de que él, por su lado, hizo lo mismo.
            -…
            -Sí, pero me da miedo. Mucho miedo. Yo… lo quiero… me cae bien. Y sé que lo que hago está mal, que le puede parecer una monstruosidad, pero necesito hacerlo, me gusta hacerlo, y trato, esto que yo hago, de hacerlo de la manera menos monstruosa posible y lo más santa que puedo.
            -…
            -Sí, es que me da miedo, me da mucho miedo decírselo.
            -…
            -Lo sé. Y tiemblo de pensar en cuando llegue ese momento. Sobre todo porque realmente creo que él es para mí y yo para él. Y tengo terror de que eso se rompa. Pero no puedo dejar de hacer esto que yo hago. Es una necesidad, es una liberación para mí, es como respirar. Lloro por las noches antes de dormirme pensando en el momento en que deba decírselo.
            -…
            -Sí, tienes razón, si creo que él es para mí voy a tener que decírselo.